CARTA N°2 A LA VERDAD
Ansiada verdad:
Siempre estuviste ahí, solo que me negaba a verte, ¿no es así? No quería aceptar que no puedo cambiar el mundo sola ni que me veo forzada a negociar con las personas que me rodean porque vivo en una sociedad. No era eficiente resignarme a esa concepción de la realidad, además de que estaba acostumbrada a hacerme cargo de todos los problemas que se me cruzaban por delante. No me resultaba eficiente comprender que para construir algo necesito de las demás personas. Lo sé, lo sé, es narcisista creer que no las necesitaba. Me molestaba esa idea porque implicaba ceder, perder, responder a una dinámica desigual de tira y afloje constante. No lograba imaginar una construcción entre iguales porque no podía ignorar la jerarquía de poder sexista. Las mujeres no me eran suficientes para construir, ¿por qué? ¿Lo había intentando como para desechar esa opción? Bendita sea mi curiosidad.
Ese "tira y afloje" de poder se da entre desiguales. Este cuatrimestre estudié que el poder es binario, es la "capacidad relacional de influir de forma asimétrica en las decisiones de otro actor" ya sea a través de la violencia o a través de la cultura. Se da por sentada una jerarquía. No me convence ese tipo de poder porque las mujeres estamos muy acostumbradas a que influyan en nuestras decisiones ya que la sociedad funciona sobre nuestra explotación. Con esa definición se llega a la conclusión de que no existe ese tipo de poder entre iguales, dos personas iguales (por ejemplo, dos mujeres negras y obreras) no tienen la capacidad relacional de influir de forma asimétrica en sus decisiones. Me suena bastante parecido a la libertad.
Volviendo a la ciencia, también leí sobre qué es y qué no es y acerca de la Epistemología (parte de la Filosofía que estudia el conocimiento). Dejando de lado las crisis existenciales que me provocó que todo sea una construcción social y un constante ponerse de acuerdo, la mayoría de los autores coincidía en la necesidad de lo colectivo. Nadie construye por sí solo. Son grupos de científicos los que definen y redefinen qué es ciencia. Y no cualquier grupo de científicos, el poder (el dinero y la legitimidad social) también hace lo suyo. Los temas de investigación no se eligen al azar, por ejemplo.
Volvemos al principio: no podemos hacer nada solos, vivimos en sociedad. Esa es LA verdad. Sin embargo, en ese aspecto, las mujeres estamos en desventaja porque hace siglos que nos enseñan que somos malas y que no podemos confiar entre nosotras. Hace siglos también que las representaciones de "mujeres exitosas" no incluyen un grupo de amigas que las sostienen ni a las feministas que lucharon por los derechos con los que contaron al momento de triunfar. Hace siglos que aprendemos a ignorarnos, aún cuando tenemos mucha información al alcance de nuestros dedos. Hace siglos que nos concebimos desde la mirada masculina.
Los logros siempre son colectivos, nunca logramos nada nosotras solas. Nos necesitamos para construir una cultura sin jerarquías de poder. Pero para eso es prioridad cambiar las formas de relacionarnos entre nosotras: no somos malas, no somos la amenaza. ¿Por qué piensan que nos sentimos tan seguras, tan contenidas cuando estamos todas juntas en las marchas o en los baños de mujeres de los boliches? Imagínense eso, pero a nivel mundial.
Por un 2021 con más grupos de amigas, de mujeres que se prioricen a sí mismas y a otras mujeres por verse reflejadas en ellas.
Al final sí existís.
Hasta la próxima crisis existencial, Maira.
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