CARTA N°1 A LA VERDAD

Anhelada verdad:

Solía creer que tenías una sola versión y encontraba el sentido de existir en buscarla. Siempre necesité de las estructuras para tomar decisiones y evaluar si eran las correctas, así que si encontraba esa verdad ya no me preocuparía por eso. 

Por alguna razón tenía aceptado que en las Ciencias Sociales los diferentes paradigmas convivían sin problemas y que las verdades dependían de a quién leyeras. Creía que en las Ciencias Naturales era diferente y dominaba el paradigma que más se acercara a la verdad. En el primer cuatrimestre de este año leí a Esther Díaz para Comunicación 1 y descubrí que no era así. Esta autora recurre a Thomas Kuhn para explicar que la comunidad científica no elige al paradigma más eficiente.

"El lugar común en epistemología era (y es para los tradicionalistas) responder que las mejores teorías vencen, porque son las que producen soluciones más certeras. Kuhn considera, por el contrario, que el triunfo es una decisión de la comunidad científica. Vence la 'teoría que tiene más fuerza'. Es decir, la que tiene más poder de convicción ante la comunidad científica" (Diaz, 2007, pp.124-125).

Justo en ese momento todo se fue al diablo. Además explicaba que la ciencia no progresaba al saltar de un paradigma a otro, sino que el progreso solo existía al perfeccionar al paradigma vencedor y que este resulta inconmensurable con los anteriores y con los siguientes a él. No se puede determinar qué paradigma es mejor o peor, sino que cada uno resuelve problemas diferentes en diversas épocas. Nada tenía sentido.

Para colmo la cátedra lo completó con Foucault (1977) afirmando que "cada sociedad tiene su régimen de verdad (...); el estatuto de aquellos encargados de decir qué es lo que funciona como verdadero" (p.187). Él ya incluía a quienes ostentan el poder que son también quienes deciden qué es ciencia y qué no, qué se investiga y qué no y cuál es la mejor solución para los problemas de una determinada época histórica. En ese momento lo terminé de decidir: LA verdad no existe, la construyen y fluctúa a lo largo del tiempo. Qué decepción.

Como cualquier clasemediera promedio, en esta cuarentena aproveché para hacer varios cursos. En uno de ellos a las/os alumnas/os nos preguntaron para qué éramos periodistas. No supe contestar hasta la anteúltima clase: soy periodista porque no me banco la duda. Coincidía bastante con mi búsqueda de LA verdad, ¿no? Lástima que me diera cuenta días después de descartar su existencia. Durante esas clases leímos a María Moreno, quien asocia la verdad a la sorpresa y las fallas:

"En un trabajo destinado a ser presentado en un congreso la psicoanalista Graciela Brodsky habla del principio de imprevisibilidad. Cuando en un análisis nada sucede como estaba previsto es porque las cosas andan bien. El saber ordenado bajo la forma de la previsión, sólo da lugar a la sorpresa cuando falla, de ahí la afinidad de la sorpresa con la verdad".

Tal vez solo me acerco a la verdad cuando me equivoco o me sorprendo, cuando no planeo lo que voy a hacer y de todas formas termino divirtiéndome. Puede ser que la verdad y la consciencia no sean amigas y solo se pueda acceder a la primera a través del inconsciente... La ciencia y la sociedad no son personas, pero no dejan de estar integradas por ellas. Aún así no me cerraba.

En un curso sobre Comunicación y marketing político el profesor afirmó, muy seguro de lo que estaba diciendo: "Comunicamos para reducir la incertidumbre". En ese momento, el sentido que había perdido en el primer cuatrimestre amenazaba con volver. Era eso, esa era la razón por la que yo estaba donde estaba: estudiando periodismo. No soporto y nunca voy a soportar la incertidumbre, siempre necesité tener el control para saber cómo juzgarme antes de que otro lo hiciera y por eso necesitaba ESA verdad, por esa razón me decepcionaba su inexistencia.

Por el momento, las únicas verdades verificadas con las que cuento son que no controlamos todo y que lo único eterno son la incertidumbre y el cambio. En ese contexto, tengo que tomar decisiones y no sé en base a qué hacerlo ya que mi criterio y mi realidad me resultan insuficientes comparados con mis expectativas de resolución. Seguramente esta carta desborda ansiedad y narcisismo, pero qué alivio fue escribirla.

En tres semanas tengo un final sobre la ciencia, espero tener más certezas para ese momento y no morir de ansiedad en el trayecto.

Atentamente, una desbordada Maira.

Bibliografía:

Diaz, E., (2007). Metodología de las Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina: Editorial Biblos.

Foucault, M. (1977). Microfísica del poder.

No encontré el de María Moreno pero en la fotocopia se titula Cómo se hace una entrevista.

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